Lo que ven en estas fotografías es un Plymouth XNR Concept de 1960. Tres años antes se iniciaban los primeros bocetos y más tarde la primera maqueta en barro de un impresionante deportivo inspirado en las flechas de plata, que se subastará próximamente en forma de prototipo completamente funcional y restaurado para hacer las delicias de cualquier amante de las cuatro ruedas que pueda permitírselo. Pero tan sorprendente como su diseño es el hecho de que durante prácticamente cinco décadas, este prototipo haya vagado de garaje en garaje y pasando por las manos de numerosos coleccionistas de Oriente Medio cautivados por su estética para regresar medio siglo después a Estados Unidos restaurado y completamente funcional.
El detalle más llamativo del Plymouth XNR Concept es su diseño aerodinámico con un espacio para el piloto escorado a la izquierda de la carrocería, en un lugar dominante y flanqueado por toda una serie de elementos destinados a reducir el rozamiento con el aire como la aleta dorsal que se prolonga hasta la zaga. En la parte delantera llama la atención su parrilla enrejillada que cubre todo el área frontal con dos grupos de faros dobles que también pretenden asemejarse a los de un avión.
Aunque a priori parezca que estamos ante un deportivo de carreras monoplaza, tras la tapa que se aprecia en el lado derecho se esconde un asiento para un acompañante situado unos centímetros por debajo del conductor y protegido con un pequeño parabrisas abatible. El habitáculo cuenta con una guantera pequeña, un cuadro de mandos de diseño aeroespacial vintage, volante forrado de madera y asientos tapizados en piel.
Este deportivo único e irrepetible, cuenta con un motor de seis cilindros y 250 CV asociado a un cambio manual de tres velocidades.
Durante todos estos años se cree que el Plymouth XNR Concept ha permanecido en Oriente Medio, con ilustres propietarios en Kuwait, Líbano o incluso el último emperador iraní. Poco después de su presentación el Plymouth XNR Concept regresó al taller de Carrozzeria Ghia en Italia en el que se construyó, hasta que el prototipo fue vendido a un suizo y más tarde acabó en las manos de un collecionista iraní que resultó ser Mohammad Reza Pahlevi, el Sha de Persia.
¿No les parece sublime el sabor y el aspecto del futurismo vintage de mediados de siglo y la visión del futuro de nuestros ancestros?
Información cortesía de: www.diariomotor.com
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